martes, 19 de febrero de 2013

LAS FAROLAS Y LA LUNA

Ayer era un día normal como todos los demás, pero hay momentos que se antojan únicos y más con un niño de 5 años.

A las 6:30 fui a recoger a David a casa de mis padres. Estos días se nota que los días son más largos y para esa hora en esta época es de día.

- Mamá, ¡qué bien! Hoy has venido antes de trabajar.
- No, es la misma hora. Lo que pasa que cada vez los días son más largos y anochece más tarde.
- ¿Y por qué son más largos? ¿Porque el sol sabe que estamos en el cole y queda menos para las vacaciones de verano? Y entonces sabe que los niños ya no van a tener cole y entonces está más tiempo para que podamos jugar.
- Sí (yo intentando intercalar alguna palabra en su monólogo.
- Mira mamá, las farolas no están encendidas todavía porque saben que es día ¿verdad mamá?

Mira al cielo:

- Pero hoy la luna sí que ha salido, y eso que es día. Pero claro, como no hay sol que ya se ha ido y como están las farolas apagadas todavía pues ha venido la luna para darnos luz hasta que se enciendan.

Señala al cielo

- Mira mamá, se ve muy brillante la luna, ves, y al lado está una estrella.
- Sí, será la del abuelo Julián, que tú siempre dices que es la que más brilla en el cielo.
- Sí, porque él está en el cielo, y nos ve.
- Con sus prismáticos (David desde chiquitito tiene su propia teoría de que el abuelo le ve desde el cielo con unos prismáticos)
- No, mamá, los prismáticos sólo funcionan en la Tierra. El abuelo Julián nos ve porque hace magia. ¿Es que tú no sabes que hace magia?
- Será verdad por eso te gusta a tí tanto la magia.
- Pues claro.



Un día normal se convierte en un momento inolvidable.


2 comentarios:

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