viernes, 5 de octubre de 2012

EL REGALO DE CUMPLEAÑOS DE MAMÁ

El domingo día 30 de septiembre fue mi cumpleaños, y esta es la historia del regalo más bonito que me ha hecho mi campeón David... Os cuento...

Viernes día 28 de septiembre, David y yo estábamos cenando y le preguntó. ¿Qué me has comprado para mi cumpleaños?
- "Mamá, los regalos de cumpleaños son sorpresa. Sólo se pueden pedir los regalos de Papá Noel y de los Reyes Magos".
Se queda pensativo y me dice: "Mamá, es que no te he comprado nada"
Le contestó: "No pasa nada porque mañana podemos ir juntos y así me lo compras".
- "No, no, no. El regalo de cumpleaños no lo puedes ver, es sorpresa."
Sigue pensando y empieza una larga explicación: "Pero podemos hacer una cosa mamá. Vamos a la tienda y tú cierras los ojos y así no ves el regalo y yo lo compro, así no lo ves, pero tienes que esperar al día 30 para abrirlo, lo tengo que guardar porque no lo puedes abrir"
Le digo: "Mañana por la mañana ya pensamos lo que hacemos con el regalo"


Sábado 29:

- Mamá, ¿sabes lo que podemos hacer para comprar tu regalo?
- Dime
- Pues tú me acompañas a la tienda y me esperas en la puerta y así yo entro y compro tu regalo. O sino entras conmigo porque no quiero quedarme solo en la tienda y cierras los ojos. Y ya está. Yo compro el regalo y tú ya puedes abrir los ojos.
- Me parece buena idea.
- Pero ¿has pensado a qué tienda vamos a ir?
- Pues mamá, a una de collares, porque estás muy guapa con collares.
Desayunamos y nos vamos para una tienda de bisutería. En la puerta me dice David: "Mejor mamá tú te quedas mirando para la carretera y me das el dinero y te compro el regalo".
Entré simplemente a la tienda para decirle a la dependienta que atendiera al niño porque quería comprarme un regalo, pero yo no lo podía ver. Le di un billete a David para que pagara. Y me salí.
Desde fuera y a través del escaparate pude ver a David como agarraba fuerte el billete y hablaba con la dependienta. Con lo tímido qué es, no sé cómo sería la conversación, porque lo mismo sólo dice monosílabos como le da por hablar y se explaya...
Al rato vi que iban hacia el mostrador y entré.
- Mamá, ya está, ya puedes entrar.
La dependienta se reía, no sé si por la situación, o por la iniciativa del niño. La di las gracias.
- Mamá, yo llevo tu regalo y tú llevas el dinero que ha sobrado. Pero no te puedo decir lo que te he comprado porque es sorpresa, lo tienes que dejar en casa, porque no lo puedes abrir hasta mañana.
- Vale.
- Bueno, te voy a decir sólo una cosa, es de color... rojo.
- Bien, me encanta el color rojo.
- Por eso mamá, porque yo ya sé que tu color favorito es el rojo, porque yo lo sé, porque lo has dicho muchas veces. También me ha dicho la chica de la tienda que si no te gusta, que puedes venir y cambiarlo.
- Seguro que no hace falta, porque es un regalo muy bonito.
- ¿Por qué te lo he comprado yo, mamá?
- Claro, porque tienes muy buen gusto. 
Él siguió todo el camino hablando, era la emoción:
- ¿Verdad mamá que soy muy mayor porque te he comprado el regalo yo solo y además he pagado yo solo?
- ¿Sabes? No me ha dado miedo entrar solo en la tienda.
- ¿Verdad mamá que no sabes lo que te he comprado porque has mirado a la carretera?


Lo que no sabía David es que esos apenas 3 minutos que había tardado en comprarme el regalo y que yo había estado "fisgoneando" ya me hacían la mamá más feliz del mundo. Y para mí ya eran el mejor regalo del mundo.